Breve aproximación a la historia del perro Mucuchíes

Rubén Alexis Hernández 

 1.-Periodo colonial: Al arribar los europeos a los Andes merideños en el siglo XVI, trajeron consigo diversas especies animales, entre ellas ovejas para satisfacer necesidades varias, como la alimentación y el vestido. Y a la par que introdujeron ganado ovino, adaptado exitosamente al espacio altoandino merideño, que incluye la zona fría y seca de Mucuchíes en el páramo, también lo hicieron con ciertas razas caninas de alta montaña, acostumbradas en Europa a pastorear a las ovejas. Entre los perros introducidos estaban los mastines españoles y otras razas de cánidos montañeros, y posiblemente sus cruces dieron origen con el tiempo a un canino con características particulares, diferente a los traídos por los conquistadores y a otras razas de ovejeros del mundo. Ese perro especial, único, será conocido luego como Mucuchíes, debido a que fue en ese lugar de los Andes merideños donde tuvo su origen. Uniones consanguíneas y condiciones medioambientales propias de dicho espacio territorial, fueron algunos de los factores que determinaron el surgimiento de la raza mucuchicera. Y quizá fue en la localidad de Moconoque, específicamente en la hacienda homónima, donde se crió por primera vez a esta raza en la segunda mitad del siglo XVIII, al menos de forma consciente; aquí podemos hacer mención del señor Vicente Pino, personaje influyente en la provincia de Mérida durante los últimos años del periodo colonial y durante la guerra independentista. A partir de aquí la familia Pino será criadora por excelencia de los perros Mucuchíes. 

 2.- 1813-1925: El año de 1813 fue especial para el perro Mucuchíes, pues el 10 de junio de ese año entró en escena quien será el más famoso de los caninos de nuestra raza típico-nacional: Nevado. Este fue el ejemplar obsequiado por la familia Pino nada más y nada menos a Simón Bolívar en la villa de Mucuchíes, luego de que en la hacienda Moconoque el para entonces brigadier quedara impactado con el porte y el arrojo del cánido, cachorro para la época. Desde entonces y hasta el 24 de junio de 1821, cuando murió en la batalla de Carabobo, Nevado estuvo al lado del Libertador. La historia de Nevado trascendió en tiempo y espacio por el sólo hecho de que dicho can fue uno de los compañeros leales de Simón Bolívar durante la gesta independentista. Y fue inspiración para uno de los mejores escritores que ha tenido Mérida, como era Tulio Febres Cordero, autor de la conocida leyenda histórica El Perro Nevado, publicada por primera vez en 1904. Leyenda que contribuyó sin duda alguna a la difusión no sólo de la historia de Nevado, sino de la existencia de la raza Mucuchíes, denominada por el escritor como especial de los páramos andinos. Tras la existencia de Nevado se consolidó la crianza de perros mucuchiceros, con los Pino a la cabeza, y su importancia era tal en las primeras décadas del siglo XX, que a 100 años de la batalla de Carabobo se llevó un magno acto cívico en la población de Mucuchíes, donde se escenificó el triunfo de Bolívar y se presentó a un hermoso can mucuchicero acompañando a quien representó el papel de Bolívar. Un canino heredero de Nevado, digno de ser representado en aquel acto homenaje al centenario de la batalla decisiva para la independencia venezolana.  

3.- 1926-1999: Luego de la construcción e inauguración de la carretera Trasandina, aumentó el conocimiento sobre la raza canina Mucuchíes entre los venezolanos, e incluso más allá de nuestras fronteras comenzaban a ser famosos los herederos de Nevado. En este marco la significación social-histórica del perro Mucuchíes para los habitantes de la zona del mismo nombre y en general para los merideños era tan notable, que fue construido un monumento en honor a Nevado, Simón Bolívar y el “indio” Tinjacá en la localidad de Mucuchíes. Inaugurado el 19 de abril de 1939, en la misma plaza principal o Bolívar del pueblo en cuestión, será desde entonces un referente socioterritorial y un elemento sólido de la identidad local. Evidentemente hubo un notable auge en la cría de la hermosa raza canina mucuchicera, gracias en buena medida a un conocimiento cada vez mayor sobre su existencia a nivel local y nacional. El progresivo interés de los venezolanos por los canes mucuchiceros determinó que la cría y venta de éstos poco a poco llegara a ser importante desde el punto de vista turístico y económico, específicamente para los pobladores de la zona de Mucuchíes, donde el perro homónimo ya era indudablemente un patrimonio local, y la venta de cachorros se transformó en una importante fuente de ingresos, aprovechando la fascinación que los visitantes sentían por los hermosos canes. No obstante el gran auge de la crianza del Mucuchíes tuvo algunas consecuencias negativas, entre la que destaca la degeneración racial ocasionada en buena parte por los cruces indiscriminados con otras razas de alta montaña y por las uniones consanguíneas de primero y segundo grado. Acciones llevadas a cabo debido a la necesidad de vender la mayor cantidad posible de cachorros, bien por codicia o bien para solventar dificultades económicas producto de la pobreza en que vivían numerosos campesinos andinos, tras el auge petrolero y la falta de apoyo estatal al sector agrícola y pecuario. Tal degeneración racial amenazaba seriamente con extinguir al Mucuchíes, que en términos generales había perdido algunas de sus principales características originarias. En este contexto surgió a principios de la década de 1960 una organización preocupada por el cuidado y bienestar futuro del Mucuchíes, conocida como Sociedad Amigos del Perro Mucuchíes (SAPM). Sus integrantes se proponían restablecer las características originarias del mucuchicero y preservarlo para la posteridad, además de proyectar aún más la difusión nacional e internacional de su existencia y lograr que fuera reconocido oficialmente como cánido venezolano. Y ciertamente lograron, entre otras cosas, que se estableciera un centro de recría en Moconoque, que el Mucuchíes fuera declarado el 31 de agosto de 1964 por el Gobierno venezolano como perro típico nacional, y que se realizaran exposiciones caninas anuales. El decreto como perro típico venezolano fue fundamental, pues otorgó al Mucuchíes una importancia al más alto nivel estatal, de suma trascendencia para su preservación oficial futura. Desafortunadamente el éxito de la SAPM sólo fue parcial, y con el paso de los años siguió la degeneración del Mucuchíes, y con ello el peligro de extinción. Finalmente desaparecieron la SAPM y el criadero de Moconoque, luego de dos siglos de existencia, y quedó a la deriva lo concerniente al cánido típico de Venezuela. A los pobladores de Mucuchíes involucrados en la venta de cachorros mucuchiceros, prácticamente no les importó esta situación, y por años continuaron con su negocio, aún a costa de ofrecer a propios y extraños ejemplares mestizos e incluso pertenecientes a otras razas. 

 4.- 2000-2021: Ahora bien, el perro Mucuchíes contó con la suerte de que en la primera década del siglo XXI, el para entonces presidente Hugo Chávez se interesó por la condición de nuestro perro típico luego que le fuera obsequiado un cachorro en mayo del 2003, en la localidad de Mucuchíes, y al ser informado acerca de la difícil situación por la que pasaba la raza mucuchicera. A partir de entonces Chávez se comprometió a involucrar nuevamente al Estado venezolano en el rescate y la preservación del perro Mucuchíes. En este marco fue creada la Fundación Nevado (FUNEV) en el 2008, encargándose para el momento de trasladar varios ejemplares puros desde el páramo merideño hasta Caracas, a las instalaciones del Sistema Teleférico Waraira Repano, con el objetivo inmediato de salvar de la inminente extinción al mucuchicero. Ya eran pocos los caninos en toda Venezuela que presentaban las características originarias. Luego, entre los años 2010 y 2012, fueron trasladados ejemplares desde Caracas hasta la ciudad de Mérida, específicamente hasta las instalaciones del Sistema Teleférico Mukumbarí. Durante este último periodo surgió el criadero Mukumbarí, ubicado en la estación Barinitas, quizá establecido allí por el cierto parecido de sus condiciones climáticas con las del páramo, o bien por el espacio disponible para criar a un número importante de canes. El criadero aquí mencionado era administrado por la FUNEV, con la participación activa del personal del Teleférico de Mérida En diciembre de 2013 fue creada la Misión Nevado, cuyos objetivos fundamentales en el caso de la raza canina Mucuchíes serán su rescate, preservación, y reconocimiento posterior por la Federación Canina de Venezuela (FCV) y por la Federación Cinológica Internacional (FCI). A partir del 2014 se encargó de la administración, junto con la FUNEV, de los criaderos de Caracas y de Mérida, y desde el 2017 lo hace de forma única. La Misión Nevado lleva a cabo el denominado Plan de Preservación del perro Mucuchíes, consistente en varios aspectos claves de cara a la recuperación y al bienestar de la raza, al aumento de la población de ejemplares puros y a su reconocimiento pleno a escala nacional e internacional. Para ello cuenta no sólo con los criaderos de las ciudades de Caracas y Mérida, sino con la participación invalorable de algunos criadores del páramo merideño, entre quienes destaca el señor Edgar Albarrán, personaje bien conocido en Mucuchíes por su esfuerzo realizado en pro de la raza canina típica venezolana, al menos desde el año 2005.



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