Nevado y otros perros de Simón Bolívar
Rubén
Alexis Hernández
Al
hacer referencia a los animales de compañía del Libertador, de inmediato muchos
piensan en el famoso perro de raza Mucuchíes Nevado y en el hermoso caballo
Palomo. El can mencionado, obsequiado al prócer independentista en junio de
1813 por un hacendado de la localidad de Moconoque en el páramo merideño, fue
un animal especialmente querido por Simón Bolívar, a quien incluso acompañó en
varias batallas, hasta morir heroicamente en el campo de Carabobo, al menos
según lo relatado por Tulio Febres Cordero en la leyenda histórica El Perro
Nevado.
Sin
embargo Nevado no fue el único perro de Bolívar, y es que en términos generales
el Libertador quería mucho a los cánidos, y a lo largo de su vida varios perros
estuvieron a su lado, ayudando incluso a salvar su vida. Más aún, diversas
fuentes aseguran que el héroe caraqueño recogía perros de la calle y les
cuidaba y daba de comer en su morada. No era casualidad en este sentido, que
una de sus viviendas fuera llamada la Quinta de Los Perros, porque en ella
abundaban los canes.
A
continuación se citan tres referencias relativas a la relación de Simón Bolívar
con los perros:
1.-
“Todos
nos pusimos alrededor del Libertador, sentados a la sombra de unos grandes
árboles: nuestros perros hacían la guardia situados cerca de nosotros y nuestros
asistentes estaban a cierta distancia echando igualmente sus cuentos”.
Sobre los perros que acompañaban a Bolívar, sus amigos y sus asistentes en un
paseo cerca de la población de Bucaramanga, en el año 1828[1].
2.-
“Serían
las doce de la noche, cuando latieron mucho dos perros del Libertador, y a más
se oyó un ruido extraño que debe haber sido al chocar con los centinelas pero
sin armas de fuego por evitar ruido”. Referencia al atentado contra el
Libertador en Bogotá, la noche del 25 de septiembre de 1828, y como los
ladridos de dos de sus perros le alertaron, ayudándole a salvar su vida[2] .
3.-
“Ya
cuando el sol se encuentra en el horizonte, la comitiva abandona el Palacio de
Gobierno en dirección a la Quinta de Bolívar, que los vecinos llamaban
sarcásticamente “La Quinta de los Perros”
Llamada
así por la cantidad de perros que allí vivían; y que su compañera Manuela
maldecía, y hasta con razón, por el número de esos animales que invadían la
casa cuando el Libertador hacía su entrada… Bolívar los amaba, y por ello se
encargaba de recoger a todo perro (…) que deambulaba por las aceras de Bogotá;
gesto que correspondían esos desaliñados animales, que como atraídos por los
nobles sentimientos del Libertador, lo seguían al ritmo de su caballo que
transitaba todas las tardes del Palacio de Gobierno hacia las laderas del
Monserrate”. Respecto a los perros callejeros que
Bolívar recogía en las calles de Bogotá[3].
[1] De Lacroix,
Luis Perú. El Diario de Bucaramanga.
Caracas: Corporación Marca, s.f.
[2] Las más hermosas cartas de amor entre
Manuela y Simón. Caracas: Fundación Editorial El Perro y La Rana, 2010, p.
172.
[3] Mier Hoffman,
Jorge, “Simón Bolívar y su amor por los animales”. Animalia Socialista. Espacio Revolucionario para la Protección Animal
en el Socialismo del siglo XXI. Venezuela, 05-09-2007. Dirección URL:
http://legislanimalia.blogspot.com/2007/09/simn-bolvar-y-su-amor-por-los-animales.html (Fecha de consulta: 22-10-2017).
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